Para operar las primeras máquinas de café en la historia, se necesitaba ser maquinista de tren. Se requería una licencia de fogonero para controlar la presión, la temperatura y el vapor, y para prevenir explosiones.
Lo que nos parece normal hoy en día, como poder disfrutar de un delicioso café espresso en la cafetería y poder prepararlo en casa, es el resultado de la evolución tecnológica y de diseño que tuvo lugar durante el siglo XX y que ha continuado hasta la actualidad.
La evolución de las máquinas de café desempeña un papel significativo en la historia del diseño industrial italiano. La innovación en esta área ha avanzado para reducir el tiempo necesario para preparar café, mejorar la calidad del café servido, reducir el espacio ocupado por las máquinas de café, mejorar su estética y materiales, así como hacerlas más fáciles de usar.
La primera máquina de café espresso fue creada en 1901 por el ingeniero milanés Luigi Bezzera. Era un modelo vertical extremadamente aparatoso y funcionaba con vapor. Desiderio Pavoni adquirió la patente y en 1905 produjo la primera máquina de café espresso a escala industrial: La Pavoni Ideale.
Se utilizaba en cafeterías públicas para preparar café rápidamente, y las máquinas resultantes tenían todas forma cilíndrica y estaban hechas de cobre, bronce y latón, en su mayoría en el estilo Art Nouveau.
Muchas empresas italianas comenzaron a llevar a cabo investigaciones e innovaciones en este campo.
En 1948, el sistema de vapor fue reemplazado por el sistema de presión, idea de Achille Gaggia. Esto produjo un café más concentrado y aromático con una 'crema' densa y compacta. Esto marcó el nacimiento del famoso café espresso italiano.
Entre las décadas de 1940 y 1950, la producción de máquinas de café espresso alcanzó cantidades industriales.
En 1949, el arquitecto Giò Ponti diseñó la primera máquina de café equipada con una caldera horizontal para La Pavoni. Fue durante este período que surgió la figura del barman, quien necesitaba poder operar las máquinas de palanca en el mostrador utilizando cierta cantidad de fuerza.
En la década de 1960, se introdujo la bomba electro-volumétrica, que utilizaba una pequeña palanca para lograr la presión adecuada y producir un café espresso cremoso: ya no se necesitaba la fuerza del barman para operar la máquina de café, y nació la figura del barista tal como la conocemos hoy.
Durante el mismo período, los materiales también experimentaron innovación: se introdujo acero inoxidable, aluminio y plástico para construir la carcasa de la máquina de café. Esto permitió el uso de una variedad de colores, en el estilo del Pop Art.
Las máquinas de café modernas son objetos de alta tecnología que difieren en la forma en que funcionan: máquinas de pistón (de palanca o automáticas), máquinas dispensadoras (semiautomáticas o automáticas), máquinas electrónicas y máquinas superautomáticas. Estas minimizan la carga de trabajo del barista, ya que muelen, dosifican, compactan y dispensan el café.
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